ARGENTINA / La repitencia en primer grado escolar / Escribe: Sergio España






Tendrán ustedes noticia de la iniciativa del ministerio de educación referida a primer grado, las polémicas y descalificaciones del caso. Como se han dicho unas cuantas zonceras (todas nacidas de la zoncera madre según don Jauretche: civilización o barbarie) quiero compartir con ustedes algunas reflexiones.



1) La repitencia en 1er grado es el comportamiento indebido de mayor impacto en términos (a) pedagógicos, porque afecta seriamente los procesos de enseñanza y aprendizaje desde el inicio mismo del trayecto escolar de cada niño; (b) de justicia social , porque afecta directamente en los más pobres, los marginados en serio; y (c) en términos humanos por sus dolores inmediatos y efectos que se arrastran en toda la vida. Todos los años, más de 60.000 niños argentinos de 1º grado lo sufren -en América Latina son 2.100.000…-
2) La repitencia es una “enfermedad silenciosa”. Como el alumno no abandona parece que no pasa nada grave. Sin embargo, sus efectos nocivos son muy graves en la autoestima de los niños, que a partir de allí estarán convencidos que sus capacidades son menores que las del resto; y en la estima de sus adultos (maestras y padres) que también creerán que sus capacidades son menores.
3) lo que se propone ahora es un conjunto de intervenciones que incluyen las metodologías de enseñanza, las formas de evaluar y -por último- qué hacer en los casos de alumnos que parecen avanzar más lentamente. Es decir, no se trata de una medida aislada como han levantado los medios.
4) esto no es facilismo, sino mayor exigencia. La diferencia es que la exigencia es para nosotros, los adultos (técnicos, funcionarios, docentes). Facilismo es lo que el sistema educativo tiene por comportamiento tradicional: si el alumno “no sabe” se lo hace repetir y listo. Exigencia es buscar las soluciones técnicas para los desafíos pedagógicos.
5) No es un salto al vacío. Por el contrario, desde hace años se desarrollan experiencias exitosas en varias provincias -Formosa es de las que más está mejorando- con resultados muy positivos en curso. Por otro lado, hay sobrado conocimiento a nivel nacional e internacional sobre cómo enseñar, cómo evaluar, y qué hacer con los niños que avanzan a ritmo menor que otros.
6) No hay rédito político alguno. Nadie reclamaba esta medida, y mucha gente probablemente le cueste entenderla porque es algo totalmente fuera de agenda. Por el contrario esta iniciativa tiene costo político: se alzan voces críticas que acusan gratuitamente usando a favor una intuitiva sensación de que “esto es joda” o “quieren un pueblo de ignorantes”. Por eso debe ser valorada por lo que es: una medida pensada en los niños, no en las especulaciones partidarias o sectoriales.
7) Finalmente ¿por qué aparece tanta reacción contraria? El problema más serio de enfrentar estos mecanismos selectivos del sistema educativo es que los que opinamos somos quienes nos fue bien con ellos. Los niños que repiten, los analfabetos que lo son a pesar de varios años en las aulas, ellos no opinan. Los que sí opinamos lo hacemos con el sesgo de haber superado el proceso darwiniano que el sistema educativo ha establecido para darnos una credencial. Cuanto más elevada, más creemos que eso es lo correcto. Que la excelencia es bochar a muchos, no enseñar a todos.
Por todo esto debe destacarse el valor de poner este tema en cuestión. y recordar la verdad número 12: en la nueva Argentina, los únicos privilegiados son los niños.

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