HISTORIA / Mito y realidad de la batalla de Carabobo / Nota






La Segunda Batalla de Carabobo, innegablemente fue un hecho histórico de mucha importancia, pero la misma forma parte de una cadena de acontecimientos que desembocaron en nuestra liberación político-económica del monárquico-esclavista Imperio Español.

El 5 de julio de 1.811, es la fecha en la cual arranca en pleno el proyecto revolucionario de República de Venezuela, hoy llamada con razón de alta justicia histórica, República Bolivariana de Venezuela.


Para llegar a los acontecimientos del 24 de junio de 1.821, en Carabobo, hubo que pasar por una buena cantidad de experiencias y conflictos, tanto externos como internos, los cuales hicieron posible la madures y solidez de nuestros líderes revolucionarios.

Después de los turbulentos acontecimientos de 1.818, fundamentalmente el ocurrido a partir del 10 de febrero, cuando las fuerzas revolucionarias logran acorralar a Pablo Morillo en Calabozo, el cual hábilmente, logra evadir un cerco militar y huir en una noche sin luna, provocando un agudo conflicto de comando entre el libertador y los llaneros, ya que Bolívar, sitiando el lugar, le propuso al jefe español condiciones de rendición con capitulación, en lugar de proceder a atacar, como proponían José Antonio Páez y Manuel Cedeño.

Una vez recuperado el conde de Cartagena (Pablo Morillo), entra en ofensiva, logrando aplastar hasta al propio libertador en el sitio de la puerta el día 17 del mismo mes, de donde salió vivo, de gran casualidad.

El Congreso de Angostura, el 15 de febrero de 1819 recibe al revolucionario, filosofo e ideólogo estadista, Simón Bolívar.

Recuperado ya de las circunstancias anteriores y en una de sus más brillantes actuaciones, plasma la creación Mirandino-Bolivariana de La Gran Colombia.

Simón Bolívar, con la mas objetiva y científica visión, propone y decide como comandante en jefe, dar el golpe en el mero corazón del poder monárquico español, en América, El Virreinato de Santa Fe de Bogota.

El objetivo, es una de las proezas militares mas atrevida durante la guerra de independencia, donde los principios revolucionarios probaron su acero.

Nada más y nada menos, que escalar con un ejército compuesto principalmente de llaneros, el helado páramo de Pisba a 4000 mts. de altura, para salir al poblado de Socha y al valle del río Chicamocha y de allí, marchar por el puente de Boyacá hacia Bogotá, y arrancarle el poder virreinal a España e instaurar La República Gran Colombina.

La primera gran batalla victoriosa en esta etapa se dio en Pantano de Vargas el 25 de julio de l819, donde la descarga llanera del coronel venezolano, Juan José Rondón, se hizo famosa, decidiendo el triunfo ante la numerosa fuerza del general realista Barreiro.

El 7 de agosto en el puente de Boyacá y su alrededores se produce el segundo logro, aniquilando en forma absoluta a toda la fuerza militar monárquica, al producirse el apresamiento de Barreiro y la puesta en fuga del Virrey Juan Samano, quien sólo se llevó algunos de sus caballos y la ropa que tenía puesta.

La batalla de Boyacá, junto con Pantano de Vargas, consolidan la formación de un ejército internacional, base fundamental en lo militar, para la lucha y triunfo, ante un poderoso enemigo común.

Se inició la puesta en práctica del proyecto de Angostura, el cual era la creación de la república integrada de La gran Colombia, con los territorios antes separados por el imperio español.

Estos triunfos, pusieron en manos de los revolucionarios muchos puertos del sur: Popayán, Quito, Pasto; y todo el interior del continente hasta el Perú.

Se abren las casas de moneda, arsenales, fabricas de armas, talleres y todo cuanto poseía El Rey de España en su Virreinato de Santa Fe de Bogotá.

Aquel acontecimiento hizo que las voces del Virrey del Perú y la de Pablo Morillo (Conde de Cartagena y también ahora, Marques de la Puerta), solicitaran urgentemente la intervención de La Santa Alianza de las Monarquías Unidas de Europa, para la recuperación de las colonias perdidas por España.

Intervención, que ya Fernando VII, La Santa Alianza y fundamentalmente el Zar de Rusia tenían a punto de emprender.

Eran 47 navíos de guerra, más un gran número de transportes especiales, municiones, pólvora, armas, bastimentos y 100 piezas de artillería de gran calibre, con sus correspondientes cuerpos de artilleros; 20.000 infantes, 3000 jinetes.

Jamás América, para aquel entonces, había visto un ejercito de poder semejante.Al inicio de 1820, hubo un hecho exógeno de gran significación para la revolución hispanoamericana.

Un movimiento revolucionario cívico-militar en España, dirigido por el Comandante Rafael Riego y Don Antonio Quiroga, derroca a Fernando VII junto a su constitución de conquista y proceden a restituir la humana y avanzada constitución de Cádiz de 1812.

La rebelión de Cádiz, más lo de Pantano de Vargas y lo de Boyacá, hacen que el militarmente golpeado Pablo Morillo, se vea obligado a proponer un armisticio y diálogo, a Bolívar y sus tropas revolucionarias.

La firmeza republicana de Bolívar exige de España, el reconocimiento de La Gran Colombia, como república democrática e independiente, y no el ofrecimiento que hace ésta para que nombre representantes ante el gobierno de la metrópoli.

Sin embargo el 26 y 27 de noviembre, durante el famoso encuentro diplomático entre Bolívar y Morillo en Santa Ana, estado Trujillo, firmaron un acuerdo de cese de hostilidades, además, del respeto y reconocimiento de los territorios ocupados para el momento, por las fuerzas en pugna.

El 27 de enero de 1821, el general Rafael Urdaneta, coordina con Juan Evangelista Delgado, patriota de origen maracucho como él, dar un golpe en la provincia promonárquica de Maracaibo.

Juan Evangelista, falsifica la firma de Miguel de la Torre, quien ocupa la comandancia de las tropas ante la renuncia de Pablo Morillo.

Hacen llegar al comandante Valcárcel, una orden para que se mueva rápidamente con la mayor parte de sus tropas hacia los puertos de Altagracia, ese mismo día 27.

El comandante Valcárcel, manifiesta la difícultad de no poseer 4.000ºº pesos que requería para su movilización.

El general Rafael Urdaneta en una hábil gestión consiguió el dinero y estos partieron a la zona indicada. El día 28 de Enero de 1821 el golpe era un hecho. Domingo Briceño, se encargo del gobierno.

Una asamblea popular reunida al efecto, declaró:...Maracaibo se constituye en República Democrática y se incorpora a la Gran Colombia.

La reacción no se hizo esperar, y cartas fueron y cartas vinieron, hasta que se suspendió el tratado firmado en Santa Ana, y se declaró como inicio de guerra el 26 de abril de 1.82.

Un ejercito integrado era ahora la base militar de las fuerzas patrióticas. Las provincias de Maracaibo y Coro, eran ahora centros operativos del proyecto republicano.

El indio Reyes Vargas, quien en un comienzo se fue al lado de los realistas, desde los tiempos de Monteverde, se declara a favor de la independencia y la revolución republicana.

Los patriotas, controlaban, según dice Duarte Level, “...comenzando en Maturín a Barcelona, Guayana y Apure, para darse la mano en la cordillera.

Podían movilizarse rápidamente, así por tierra, como por la inmensa red fluvial; tenían facilidad para recibir parque por esta vía y recursos de la Nueva Granada, a la vez que estaban en capacidad de atacar por los flancos más convenientes.

Tenían a Margarita, que les servía de escala para comunicarse con el exterior.

Con el control de los llanos, tenían asegurada la carne que constituía el alimento de las tropas y los caballos para renovar sus caballerías”.

El Orinoco, estaba dominado por la fortaleza de Guayana, la vieja.

En los ríos Apure y Santo Domingo, tenían los patriotas, una escuadrilla que les aseguraba la comunicación y el transporte entre Angostura, el Apure y Barinas.

Duarte Level, refiere: “El nombramiento de Miguel De La Torre, para sustituir a Pablo Morillo, introdujo la anarquía en las filas realistas, por el descontento de José Tomás Morales, hasta el punto de que sus respectivas tropas estuvieron a punto de combatir entre si, antes de la batalla de Carabobo.

La reflexión objetiva que pretende este artículo, pasa por orientar pedagógicamente el sentido de proceso de evolución y concatenación histórica que tiene la especie humana en cualquier punto del planeta donde ella exista.

La importante Batalla de Carabobo del 24 de junio de 1.821, es una más entre todos los grandes combates que libraron nuestros revolucionarios republicanos.

Tan importante como Boyacá, El Golpe del General Urdaneta y La Batalla Naval en Maracaibo, Pichincha, Junín, Ayacucho, etc.

Los que mantienen que en Carabobo o en cualquier otro punto continental, fue donde se selló la independencia, sólo tratan que los habitantes latinoamericanos no tengan un conocimiento interaccionado de su propia realidad.

La visión aislada, no concatenada de los actos y hechos emancipadores es anticientífico y por lo tanto no permite hacer de la historia una plataforma y un instrumento fundamental para la evolución y transformación universal y particular humana.

Lo dicho, tampoco quiere decir, que no se haga de su celebración y análisis un evento relevante.

Sino, que la misma puede servir como punto de partida hacia un estudio más profundo y esmerado sobre lo sucedido".

La Batalla de Carabobo es la culminacion de una Campaña Terrestre que fue decisiva en la Guerra de la Independencia de Venezuela; recibe ese nombre porque culminó con la batalla dada el 24 de junio de 1821 en la sabana de Carabobo.

Desde mediados del año anterior el Libertador Simón Bolívar, con la cooperación del general Antonio José de Sucre y de otros oficiales de su Estado Mayor, había empezado a planificar esta campaña, la cual quedó en suspenso cuando se firmaron en noviembre de 1820 los Tratados de Armisticio y de Regularización de la Guerra.

A partir de febrero de 1821, se empezaron a deteriorar aquellos tratados, a raíz de la incorporación de Maracaibo, desde enero, a la República; y el plan de campaña fue reactivado en el Estado Mayor General republicano.

Al no producirse un acuerdo entre el jefe español Miguel de la Torre y el Libertador sobre el destino de Maracaibo (que el primero pretendía que fuese devuelto a las autoridades realistas) el armisticio fue denunciado antes de expirar, y las operaciones militares debían reiniciarse a fines de abril de 1821.

El plan estratégico de Bolívar consistía en concentrar en Araure o en San Carlos a los ejércitos de occidente y del llano y avanzar con esta fuerza unida bajo sus órdenes contra la Torre, al mismo tiempo que el general José Francisco Bermúdez marchaba hacia Caracas desde el oriente.

Mientras se cumplía el plazo estipulado para la terminación del armisticio, el general Manuel Cedeño, al frente de sus jinetes, recorría los llanos de Casanare, Apure y Barinas para recoger ganado destinado a la subsistencia del ejército.

En los últimos días de abril las divisiones republicanas se pusieron en movimiento hacia sus objetivos.

Los cuerpos de la guardia, bajo las órdenes directas de Bolívar, avanzan desde Barinas y Trujillo; un destacamento de la vanguardia al mando del coronel Juan Gómez, se dirige hacia Guanare y bate el 28 de abril a las fuerzas de observación realistas acantonadas en las inmediaciones de Boconó de Barinas.

El coronel José de la Cruz Carrillo se dirige a El Tocuyo, en vía hacia Nirgua, para intentar ocupar a San Felipe y amenazar a la guarnición española de Valencia.

El coronel Remigio Ramos, que acaba apenas de abandonar las filas realistas para incorporarse a las de la República, actúa en los llanos barineses.

Desde Maracaibo, las fuerzas que manda el general Rafael Urdaneta marchan a libertar a Coro, para luego, por Barquisimeto, incorporarse al grueso del ejército.

El mismo día 28 de abril el general Bermúdez emprende la ofensiva hacia Caracas desde Barcelona, y el 1 de mayo cruza al río Unare obligando a retroceder a los destacamentos realistas allí apostados.

Entre tanto, en la isla Margarita el general Juan Bautista Arismendi apresta un contingente para cooperar con Bermúdez mediante un desembarco en la costa por la zona de Curiepe.

En el alto llano, la caballería del general Pedro Zaraza vigila y hostiliza la división del brigadier Francisco Tomás Morales, acantonada en Calabozo.

A comienzos de mayo el general José Antonio Páez se pone en movimiento desde Achaguas, con batallones de infantería y escuadrones de lanceros, conduciendo unos 2.000 caballos de reserva y 4.000 reses para todo el ejército.

El 8 de mayo, Bermúdez bate en El Guapo al batallón español Hostalrich, que se retira ordenadamente.

El 9, las fuerzas de Urdaneta, a quien se ha unido con su columna el coronel Justo Briceño, ocupan el pueblo de Mitare, en marcha hacia Coro.

En el sur, el día 10, el general Páez cruza el río Apure por el paso Enriquero.

Más al norte, el coronel Cruz Carrillo avanza ya hacia El Tocuyo, mientras que al oriente de Caracas las fuerzas de Bermúdez descansan esa noche en Panaquire.

El día 11 la división de Urdaneta liberta la ciudad de Coro. El 12, Bermúdez vence en Guatire a 2 batallones realistas, y prosigue su ofensiva hacia Caracas, que liberta el día 14.

Entre tanto, en la región centro-occidental, los dragones de la guardia del Libertador, al mando del coronel Ambrosio Plaza, para quien Bolívar ha pedido ya al Congreso el ascenso a general, han entrado en Guanare el día 13.

Después de haber restablecido el sistema republicano en Caracas, Bermúdez, el 18 de mayo, abre operaciones hacia los valles de Aragua.

Ese mismo día, el ejército que manda en persona Bolívar entra en Ospino, obligando a los realistas que lo ocupaban a retirarse hacia Araure.

El 19, Cruz Carrillo entra en El Tocuyo, y despacha al coronel Reyes Vargas hacia San Felipe.

El 20, Bermúdez se enfrenta en El Consejo al coronel español Ramón Correa, a quien derrota, libertando luego a La Victoria.

Al recibir la Torre la noticia de la toma de Caracas por Bermúdez, decide replegar su ejército desde Araure hacia San Carlos, y ordena a Morales que marche de Calabozo a Caracas para enfrentarse con Bermúdez, al mismo tiempo que envía a uno de sus mejores batallones a los valles de Aragua para reforzar a Correa.

Bermúdez se retira ante la superioridad numérica de los realistas y después de haber intentado detenerlos en un combate de montaña en la zona de Las Lajas, ha de abandonar Caracas el 26 de mayo junto con el vicepresidente del departamento de Venezuela, general Carlos Soublette.

Pero la diversión militar de Bermúdez, planeada con mucha anterioridad por el Libertador, ha cumplido su objetivo: la Torre se ha retirado, ha dividido sus fuerzas y ha tenido que abandonar el alto llano guariqueño.

El territorio dominado por el ejército español se reduce más y más.

La retirada de la Torre de Araure y la de Morales de Calabozo, facilitan la maniobra de concentración de las fuerzas republicanas prevista por Bolívar.

Éste entra en Araure el 30 de mayo, y avanza hacia San Carlos, que ocupa el 2 de junio sin combatir, pues los realistas lo evacuan poco antes de su entrada.

El Libertador fija San Carlos como el lugar definitivo de concentración de sus fuerzas.

Allí llega Páez con su caballería el 7 de junio, y el 11 entra su infantería.

Dos días después, el 13, la división de Urdaneta liberta a Barquisimeto.

Durante esos días Reyes Vargas ha sido rechazado en San Felipe por los españoles, y Carrillo acude a reforzarlo el 14 de junio.

La Torre ha reunido sus tropas en la sabana de Carabobo, incluyendo la caballería de Morales, que ha marchado desde Caracas a reunirse con el general en jefe español.

Pero ante la diversión de Cruz Carrillo hacia el Yaracuy, la Torre envía contra él al coronel Juan Tello con 2 batallones, desmembrando así aún más al ejército que puede oponer a Bolívar.

El Libertador sabe ya que la batalla decisiva se va a dar en Carabobo.

El 13 de junio, desde San Carlos, le ha escrito al vicepresidente de la República, Francisco de Paula Santander: "Espere en la victoria de Carabobo que vamos a dar".

El 16 de junio llega a San Carlos la división del general Urdaneta, pero sin su jefe, que ha quedado enfermo en el camino y por esto no se hallará presente en la batalla.

La concentración del ejército republicano de occidente (los Andes y Maracaibo) y del ejército del llano es ya un hecho.

Mientras tanto, Bermúdez en la región de Barlovento, con Arismendi y sus margariteños que se le han unido, y Carrillo en el Yaracuy retienen alejados del teatro principal de operaciones a varios batallones realistas.

En San Carlos Bolívar organiza a su ejército: vanguardia (Páez), centro (Cedeño), reserva (Plaza) y reanuda la ofensiva.

El comandante José Laurencio Silva ocupa Tinaquillo el 19 de junio, tras batir a la guarnición realista.

El 20, las fuerzas republicanas dejan atrás El Tinaco.

El 23 el Libertador pasa revista a su ejército en la sabana de Taguanes.

Ese mismo día el general Bermúdez intenta una vez más apoderarse de Caracas, pero es derrotado por el coronel José Pereira en las alturas de El Calvario y tiene que replegarse.

En la mañana del 24 de junio de 1821, desde las alturas de Buenavista, Bolívar examina con su catalejo de campaña el dispositivo realista en Carabobo, y da sus órdenes.

A las 11:00 a.m. empieza la lucha, que durará apenas unas horas pero será dura y sangrienta.

Los 2 ejércitos, que cuentan algo más de 6.000 hombres cada uno, combaten con valor.

Triunfa el republicano.

Los restos del realista se acogen a las fortificaciones de Puerto Cabello. Valencia es libertada de inmediato, y Caracas pocos días después. Puerto Cabello resistirá hasta fines de 1823, pero la causa de la monarquía española está definitivamente perdida en suelo venezolano.

La batalla de Carabobo .

Acción bélica dada en la sabana de Carabobo, cerca de la ciudad de Valencia, el 24 de junio de 1821 entre el ejército realista del mariscal de campo Miguel de la Torre y el republicano mandado por el general en jefe Simón Bolívar.

La victoria lograda por este último resultó decisiva para la liberación de Caracas y del resto del territorio venezolano.

El campo de batalla está constituido por una sabana de unos 4 km de longitud, de este a oeste y 3 km de norte a sur.

Limita por el norte con las filas del Algarrobal y de Las Manzanas; por el este con la fila de Las Manzanas; por el sur con el plan de Cartanal y por el oeste con la quebrada de Carabobo.

Durante la ejecución de su movimiento retrógrado desde Araure, el mariscal de campo Miguel de la Torre se detuvo en esta sabana y distribuyó sus fuerzas en forma tal que cubrían, por el oeste, el camino de San Carlos, y por el sur el de El Pao.

La primera línea defensiva fue confiada a la primera división (teniente coronel Tomás García), la cual se organizó de la manera siguiente: el primer batallón del Valencey (teniente coronel Andrés Riesco) ocupó la parte sur del camino; a su derecha se situó el batallón ligero del Barbastro (teniente coronel Juan N. Montero); el batallón ligero del Hostalrich (teniente coronel Francisco Illas), en columna de marcha, detrás de los anteriores.

Las 2 piezas de artillería fueron emplazadas en una pequeña altura, delante de la línea formada por Valencey y Barbastro.

La posición correspondiente a la vía de El Pao fue ocupada por la división de Vanguardia (brigadier Francisco Tomás Morales), la cual constituyó una avanzada de unos 100 hombres (capitán Juan Casals); a continuación tomó posiciones el batallón ligero del Infante (teniente coronel Simón Sicilia); e inmediatamente detrás de esta unidad se situó el batallón ligero del Príncipe.

La reserva quedó integrada por el segundo batallón del Burgos (teniente coronel Joaquín Dalmar) y 4 regimientos de caballería.

El Burgos se situó cerca del camino de El Pao y la caballería, en las vegas de la quebrada de Las Manzanas.

El cuartel general quedó establecido cerca del batallón Burgos.

El 15 de junio de 1821, el Libertador reorganizó el ejército en 3 divisiones: la primera (general de división José Antonio Páez) estaba formada por los batallones Bravos de Apure (teniente coronel Francisco Torres) y Cazadores Británicos (coronel Thomas Ilderton Ferriar) y 7 regimientos de caballería.

La segunda (general de división Manuel Cedeño), constituida por los batallones Tiradores (teniente coronel José Rafael de las Heras), Boyacá (teniente coronel Ludwig Flegel) y Vargas (teniente coronel Antonio Gravete) y un escuadrón de caballería.

La tercera (coronel Ambrosio Plaza) contaba con 4 batallones: Rifles (teniente coronel Arturo Sandes), Granaderos (coronel Francisco de Paula Vélez), Vencedor en Boyacá (coronel Juan Uslar) y Anzoátegui (coronel José María Arguindegui) y un regimiento de caballería.

En total, 6.500 hombres.

A tempranas horas del 24 de junio, desde las alturas de Buenavista, el Libertador hizo un reconocimiento de la posición realista y llegó a la conclusión de que ésta era inabordable por el frente y por el sur.

En función de esta apreciación ordenó que las divisiones convirtiesen su marcha por la izquierda y se dirigieran al flanco derecho realista, el cual estaba descubierto; es decir, Bolívar ordenó una maniobra desbordante del ala derecha realista, maniobra ejecutada por las divisiones Páez y Cedeño, en tanto que la división Plaza seguía por el camino hacia el centro de la posición defensiva.

El movimiento de estas unidades se ejecutó con rapidez, a pesar de la dificultad que ofrecía el terreno.

Al darse cuenta la Torre de la maniobra de los republicanos, ordenó al Burgos que marchase al norte a ocupar la altura hacia la cual se dirigían las divisiones de Bolívar.

Al llegar el Burgos al área indicada abrió fuego contra el batallón Bravos de Apure, cabeza de la primera división, el cual, después de cruzar el riachuelo de Carabobo, trataba de escalar la pendiente que lo llevaría a la parte plana de la sabana.

Tan violento fue el contraataque del Burgos, que el Bravos de Apure tuvo que replegarse por 2 veces consecutivas. En ese momento, la unidad que le seguía, el batallón Cazadores Británicos, se enfrentó al Burgos y lo obligó a ceder terreno.

Entraron los batallones Infante y Hostalrich en apoyo del Burgos, pero reorganizado el Bravos de Apure, se unió al Cazadores Británicos para reanudar el ataque, auxiliado por 2 compañías del batallón Tiradores.

Mediante una carga a la bayoneta estas unidades entraron a la sabana y rechazaron al ejército realista. Para detener el repliegue de las unidades que había empeñado, la Torre envió los batallones Príncipe, Barbastro e Infante, los que lograron sostener la línea, pero sólo por breve tiempo, pues el grueso de la caballería de la primera división entró por el norte de la sabana.

Para hacer frente a este nuevo ataque, la Torre ordenó al regimiento Húsares de Fernando VII que cargase contra la caballería republicana, pero esta unidad se retiró después de disparar sus carabinas.

Atacados de frente por la infantería patriota y por la derecha por la caballería, los batallones realistas optaron por la retirada.

Del batallón Burgos había perdido la mayor parte de su fuerza y duramente castigados los otros 4 que intervinieron.



Como último recurso, la Torre le ordenó al regimiento Lanceros del Rey que atacara a la caballería contraria, pero esta unidad no sólo desobedeció la orden sino que volvió caras ante el ataque de los republicanos.

El primer batallón del Valencey, que no había tomado parte activa en la batalla, al ver el giro de la situación, inició la retirada, bajo la presión de la tercera división.

Sobre la marcha se le incorporaron la Torre, su Estado Mayor y los restos de las unidades que habían escapado a las cargas de los patriotas.

El batallón ligero del Barbastro trató de unirse a los que se retiraban, pero fue rendido por unidades de la segunda y tercera división.

El batallón del Infante, una parte huyó por el bosque y la otra cayó en manos de los patriotas.

Al entrar la batalla en su fase final, los patriotas iniciaron una tenaz persecución, la cual fue llevada hasta Valencia.

De los 4.279 efectivos presentes en la batalla, los realistas perdieron 2 oficiales superiores, 120 subalternos y 2.786 individuos de tropa.

Las bajas de los republicanos también fueron cuantiosas.

Los restos del ejército español se refugiaron en Puerto Cabello.

(Fuente: Nac & Pop)

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