MENDOZA / La escasez de agua / Escribe: Alberto Lucero






La creciente escasez de agua en muchos países constituye una gran amenaza para la seguridad global y para el desarrollo de las zonas más postergadas y debería ser un tema prioritario en el Consejo de Seguridad de la ONU, según advierten los expertos del Consejo de Interacción, un grupo de 40 ex gobernantes, en un informe fechado el 10 de septiembre.

Allí el ex primer ministro canadiense entre los años 1993 y 2003, Jean Chrétien, hoy copresidente dijo: "En el futuro cercano, el impacto político de la escasez de agua podría ser devastador. China e India no tendrán suficiente agua potable para satisfacer sus necesidades antes del año 2030, pero mucho antes, la escasez de agua generará conflictos y empeorará la actual inestabilidad en África subsahariana, en Asia occidental y en el norte de África.


Según Chrétien "usar el agua de la manera en que lo hicimos en el pasado, simplemente no será sostenible", ya que se calcula que para el año 2030, el mundo tendrá que alimentar cerca de 1.000 millones de bocas más, con lo que el sector agrícola, por sí solo, necesitará cada año una cantidad de agua adicional equivalente al flujo anual que proveen 10 ríos como el Danubio o 20 ríos como el Nilo o 1.200 ríos como el pequeño Mendoza, de nuestra provincia.

O sea, no existe una manera natural de satisfacer la necesidad de agua, solo atendiendo al crecimiento del agro para alimentar 1.000 millones de bocas más. A esto hay que agregar que tenemos pendiente invertir mucho dinero para mejorar el manejo del agua existente, porque hoy muere en promedio un niño cada 20 segundos, por enfermedades relacionadas con el agua (por su mala calidad o por su falta).

Maude Barlow es autora del libro “Pacto azul: la crisis mundial del agua” y luchó, junto con otros activistas, para que la Asamblea General de la ONU reconociera en el 2010 el acceso al agua y al saneamiento, como uno de los derechos humanos.

Barlow opinó sobre el informe, diciendo que allí se olvida reconocer que "la demanda exponencial de agua, está directamente unida al estilo consumista occidental, alimentado por las políticas de libre mercado, que convierten al recurso agua en una mercancía y destacó que el crecimiento económico incontrolado y el libre comercio desregulado, son las mayores amenazas al agua en todo el planeta.

La agricultura industrializada y el comercio global de alimentos, han conducido a graves pérdidas de agua dulce en el mundo y hoy se requiere el uso sabio de las cuencas y políticas locales sostenibles en cada región, concluyendo que solo habrá seguridad de agua en el futuro para todos, si ésta es declarada un patrimonio común y un bien público, administrado equitativamente para el bien de todos los habitantes del planeta, ya que las imágenes de niños y adultos moribundos por sequías, que hoy son postales lejanas, se convertirán en moneda corriente en pocas décadas más.


Y nosotros, en esta privilegiada Mendoza ¿que hacemos? Seguimos procediendo como si no fuéramos parte del planeta y nos damos el lujo de tener a toda la población mendocina pendiente de qué pasará con la Ley 7722, hoy a consideración de la Suprema Corte de Mendoza. O sea, una ley que nos protege de la llegada de inmensos colosos mineros internacionales, que para llevarse el oro de nuestra cordillera inutilizarán millones de litros de agua purísima, recién elaborada en nuestros glaciares. La 7722 fue sancionada sabiamente por nuestra legislatura en el año 2007, hoy está en manos de 7 juristas, que confiamos responderán a la ciudadanía con un veredicto a la altura que las circunstancias exigen.

Confiamos en nuestra Suprema Corte, pero hasta que no veamos confirmada la vigencia de la Ley 7722, seguiremos muy preocupados y atentos, porque lo que está en juego es nada más y nada menos que la continuidad de nuestro modo de vida mendocino, respetuoso del agua y en armonía con el desierto que nos rodea.

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