ARGENTINA / "El marxista de Kicillof" / Escribe: Pablo Tigani






Quienes representan intereses especulativos siempre ejercen presión para que se implementen políticas de “deflación”, porque lo que les interesa a los apegados a este esquema, es que la tasa de inflación y la tasa de crecimiento se mantengan bajas. Los capitales financieros siempre impulsan la idea de “menos crecimiento y salarios más bajos”. Devaluación y restricción monetaria con suba de la tasa de interés es bueno para este tipo de enfoque.


En esta instancia el equipo económico lo hizo, para frenar la perturbadora pérdida de reservas y los temores de desestabilización que se habían intensificado en los últimos días de Enero, mediante la decisión de devaluar. Esta acción de ortodoxia, paradójicamente fue adecuada porque posibilitó una mejora del tipo de cambio real, que en la coyuntura mejoro las perspectivas. La variación de la tasa de interés en pesos y la reducción de la tasa de devaluación esperada, mejoró el “encanto del peso” aunque estimulo la típica “bicicleta financiera” de colocarse en pesos y salirse luego, comprando mas dolares que los invertidos previamente al cambiarlos por pesos. La obligación a los bancos de desprenderse de activos dolarizados, también contribuyó a reducir las expectativas de devaluación de los últimos meses, alejando los temores de desestabilización e ingobernabilidad, quitándole presión al dólar blue. Hay que mencionar los logros que implican el sinceramiento del IPC; el acuerdo YPF-Repsol; y la reanudación de las negociaciones con el Club de París, mas la visita al FMI del “marxista de Kicillof”. El nuevo calculo de precios permite establecer en 3% la tasa de crecimiento del PBI, generando un ahorro de u$s 3.600 millones, que habría que pagarle a los tenedores del cupón PBI, si la tasa tomada fuera 5.1%. Las descriptas son todas medidas positivas y contradictoriamente elogiadas por el establishment, pero la consecuencia concreta es que contribuyeron a bajar el riesgo argentino. En definitiva, la reacción del equipo económico (mas vale tarde que nunca), permitió disminuir en el corto plazo el riesgo de una crisis cambiaria por pérdida de reservas. El único inconveniente que surgió, es que no se puede compensar el sobrepaso fiscal, con una política monetaria restrictiva. Por eso la restricción monetaria duró un mes y en Marzo volvió a expandirse, expresando la necesidad de emitir para financiar al sector público.

Ahora bien, “el plan remolón” posterior a fines de Enero, permitió frenar la hemorragia de reservas, pero suscitó caída del salario real, contracción de la actividad económica y aceleración de la tasa inflación. El incremento de la incertidumbre en Enero, la fuerte caída del salario real a Marzo y el encarecimiento del crédito, llevaron a una caída del consumo privado, y un retraso de la inversión. A su vez, la aceleración inflacionaria en el comienzo 2014, ha generado la idea de empezar a reparar las consecuencias negativas que tuvo “el plan remolón”. En Abril, ante el problema de la aceleración de la tasa de inflación del primer trimestre, se mantiene fijo el tipo de cambio oficial en $8, y se refuerza el programa de precios cuidados. Para atacar el problema de la caída del nivel de actividad, baja la tasa de interés, y se emprende una nueva flexibilidad monetaria para financiar al fisco y afianzar el consumo y la actividad. Todo indica que sigue el “paso a paso”, ahora es probable que se relaje la política monetaria, y disminuya en parte la tasa de interés, hasta que vuelvan las tensiones cambiarias (postergadas para después del mundial). También sigue vigente el interés de crecer, por eso se aguarda la liquidación de la cosecha gruesa para relajar un poco las restricciones a las importaciones.

El objetivo del equipo económico es ambicioso y modesto a la vez. En las actuales circunstancias, restablecer la confianza y volver a crecer es deseable pero inmodesto; en mi opinión, con que solo se consiga evitar una fuerte caída de la actividad en 2014, no estaría nada mal; porque bajar la inflación es difícil, pero evitar que vuelva a acelerarse es imprescindible.


El objetivo no es hacer un ajuste salvaje-como pretenden enrostrar los refractarios-, sino hacer todo lo que sea necesario para evitar un ajuste cruel. Supongo que en el corto plazo, el aumento salarial de las paritarias va a estimular el consumo privado, y esto permitirá empalmar el segundo trimestre, con el ingreso de dólares. Si estas dos cuestiones se sincronizan, el nivel de actividad tiene oportunidad de ser mejor de lo que proyectábamos en Enero, antes que el equipo económico se decidiera a abandonar el amor propio.

Quienes representan intereses especulativos siempre ejercen presión para que se implementen políticas de “deflación”, porque lo que les interesa a los apegados a este esquema, es que la tasa de inflación y la tasa de crecimiento se mantengan bajas. Los capitales financieros siempre impulsan la idea de “menos crecimiento y salarios más bajos”. Devaluación y restricción monetaria con suba de la tasa de interés es bueno para este tipo de enfoque.

En esta instancia el equipo económico lo hizo, para frenar la perturbadora pérdida de reservas y los temores de desestabilización que se habían intensificado en los últimos días de Enero, mediante la decisión de devaluar. Esta acción de ortodoxia, paradójicamente fue adecuada porque posibilitó una mejora del tipo de cambio real, que en la coyuntura mejoro las perspectivas. La variación de la tasa de interés en pesos y la reducción de la tasa de devaluación esperada, mejoró el “encanto del peso” aunque estimulo la típica “bicicleta financiera” de colocarse en pesos y salirse luego, comprando mas dolares que los invertidos previamente al cambiarlos por pesos. La obligación a los bancos de desprenderse de activos dolarizados, también contribuyó a reducir las expectativas de devaluación de los últimos meses, alejando los temores de desestabilización e ingobernabilidad, quitándole presión al dólar blue. Hay que mencionar los logros que implican el sinceramiento del IPC; el acuerdo YPF-Repsol; y la reanudación de las negociaciones con el Club de París, mas la visita al FMI del “marxista de Kicillof”. El nuevo calculo de precios permite establecer en 3% la tasa de crecimiento del PBI, generando un ahorro de u$s 3.600 millones, que habría que pagarle a los tenedores del cupón PBI, si la tasa tomada fuera 5.1%. Las descriptas son todas medidas positivas y contradictoriamente elogiadas por el establishment, pero la consecuencia concreta es que contribuyeron a bajar el riesgo argentino. En definitiva, la reacción del equipo económico (mas vale tarde que nunca), permitió disminuir en el corto plazo el riesgo de una crisis cambiaria por pérdida de reservas. El único inconveniente que surgió, es que no se puede compensar el sobrepaso fiscal, con una política monetaria restrictiva. Por eso la restricción monetaria duró un mes y en Marzo volvió a expandirse, expresando la necesidad de emitir para financiar al sector público.


Ahora bien, “el plan remolón” posterior a fines de Enero, permitió frenar la hemorragia de reservas, pero suscitó caída del salario real, contracción de la actividad económica y aceleración de la tasa inflación. El incremento de la incertidumbre en Enero, la fuerte caída del salario real a Marzo y el encarecimiento del crédito, llevaron a una caída del consumo privado, y un retraso de la inversión. A su vez, la aceleración inflacionaria en el comienzo 2014, ha generado la idea de empezar a reparar las consecuencias negativas que tuvo “el plan remolón”. En Abril, ante el problema de la aceleración de la tasa de inflación del primer trimestre, se mantiene fijo el tipo de cambio oficial en $8, y se refuerza el programa de precios cuidados. Para atacar el problema de la caída del nivel de actividad, baja la tasa de interés, y se emprende una nueva flexibilidad monetaria para financiar al fisco y afianzar el consumo y la actividad. Todo indica que sigue el “paso a paso”, ahora es probable que se relaje la política monetaria, y disminuya en parte la tasa de interés, hasta que vuelvan las tensiones cambiarias (postergadas para después del mundial). También sigue vigente el interés de crecer, por eso se aguarda la liquidación de la cosecha gruesa para relajar un poco las restricciones a las importaciones.

El objetivo del equipo económico es ambicioso y modesto a la vez. En las actuales circunstancias, restablecer la confianza y volver a crecer es deseable pero inmodesto; en mi opinión, con que solo se consiga evitar una fuerte caída de la actividad en 2014, no estaría nada mal; porque bajar la inflación es difícil, pero evitar que vuelva a acelerarse es imprescindible.

El objetivo no es hacer un ajuste salvaje-como pretenden enrostrar los refractarios-, sino hacer todo lo que sea necesario para evitar un ajuste cruel. Supongo que en el corto plazo, el aumento salarial de las paritarias va a estimular el consumo privado, y esto permitirá empalmar el segundo trimestre, con el ingreso de dólares. Si estas dos cuestiones se sincronizan, el nivel de actividad tiene oportunidad de ser mejor de lo que proyectábamos en Enero, antes que el equipo económico se decidiera a abandonar el amor propio.

(Diarioregistrado.com)

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