HISTORIA / …de amor en Melincué (segunda parte) / Escribe: Hugo Presman






(viene de la edición de ayer)

Según coinciden los testimonios de las cuatro sobrevivientes de la causa que declararon hasta ahora, las mujeres de la UP1 (Unidad 1 del Servicio Penitenciario Provincial, Barrio San Martín, Córdoba), parían esposadas a la cama, los ojos vendados, como Marta González de Baronetto; a quien fusilaron el 11 de octubre de 1976 y habían torturado poco después de dar a luz.

-Mientras la picaneaban- afirmó su esposo y ex detenido- le hacían tocar unos dedos.

Le decían que eran de la manito que le habían cortado al bebé apenas nacido...

Stella y Gloria Di Rienzo (actualmente licenciada en historia) vieron como torturaban al médico René Mourkarzel, a quien estaquearon hasta la muerte.

( Gustavo Adolfo) Alsina me dijo que eso pasaría con nosotros.

Yo no lloré porque sabía que si lo hacía, me podían matar, recordó Grafeuille.

-Yo vi cómo se llevaban a Marta Rosetti de Arquiola- declaró Gloria- Cuando iba por la mitad del patio, y aunque ella sabía que la iban a matar, volteó la cabeza y se sonrió.


Le dio fuerzas para resistir

Las mujeres de la UP1 se cantaban de celda a celda para darse ánimo el poema de Juan Goytisolo Palabras para Julia : Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja/ como un aullido interminable/interminable/ Nunca te quedes ni te apartes/ junto al camino nunca digas/ no puedo más y aquí me quedo/y aquí me quedo.

El género humano y sus contradicciones piensa Eric.

-Le decían que eran de la manito que le habían cortado al bebé apenas nacido.

Cuando iba por la mitad del patio, y aunque ella sabía que la iban a matar, volteó la cabeza y se sonrió.

Le dio fuerzas para resistir

Eric se sienta ante el teclado de la computadora.

Escribe. El título: Huesos desnudos.

Las primeras líneas aparecen en la pantalla:

-Veo tus huesos desnudos.

Huesos perforados, delicadamente ordenados en una mesada.

Te miro y te reconozco.

Veo tus huesos desnudos, recorro tus miembros delgados, no quiero que tomes frío... entonces te arropo.

LA CIENCIA Y SUS MISERIAS

El arma más letal que contaron los familiares de las víctimas para llevar al banquillo de los acusados a los asesinos o las abuelas para rescatar a los nietos apropiados como botín de guerra ha sido el notable desarrollo de la biología molecular y en especial el ADN.

Este fue descubierto por los científicos Francis Crick y James Watson en el año 1953.

La posterior decodificación del mapa del genoma humano es considerada tan revolucionario como oportunamente fue la invención de la rueda, la teoría de la evolución de Darwin, la relatividad de Einstein o la teoría heliocéntrica de Copérnico.

Por el descubrimiento del ADN, el inglés Crick y el estadounidense Watson recibieron el premio Nobel en 1962.

Pero como las miserias humanas son intrínsecas al género humano, conviviendo con sus virtudes, inteligencia y heroísmo, Crick y Watson no reconocieron que su descubrimiento estaba basado en los aportes fundamentales de Rosalind Franklin, una biofísica inglesa.

HUESOS DESNUDOS

-el hueso está
escribiendo la palabra 'luchar' /
el hueso se
convirtió en un hueso que escribe.

Juan Gelman

El domingo 8 de agosto Gerardo Aranguren en el diario Tiempo Argentino escribió:

Los desprevenidos habitantes de Melincué recibieron ayer por la mañana a la caravana de autos y combis, que llevaron a los familiares de Yves Domergue y Cristina Cialceta Marull..

Acompañados por sus hijos Éric, Francois y Brigitte y seguidos por cámaras y periodistas, Jean Domergue, padre del joven francés que militaba en el ERP, rompió en llanto agradecido y contagioso al abrazar una a una a las personas que lograron mantener la memoria de su hijo sin siquiera conocerlo: la profesora Juliana Gagrandi, visiblemente emocionada, y sus alumnos del colegio Pablo Pizzurno quienes comenzaron a investigar el hecho en 2003; y Jorge Alberto Basuino, un empleado judicial que guardó el expediente sobre esos desconocidos.

-Son 34 años que esperamos este momento, es un gran dolor pero también un gran privilegio, señaló Brigitte Domergue, mientras su padre transmitía el profundo alivio de haber hallado los restos de su hijo.

En una placa que quedó en la entrada del cementerio local los familiares escribieron junto a la foto de los dos jóvenes: ¡Gracias Melincué por haberlos cuidado!

El embajador de Francia en la Argentina reivindicó el hecho como -un logro para encontrar la verdad, tanto en la Argentina como en Francia y dijo sentirse emocionado por la cadena de solidaridad que logró devolverles la identidad a los dos jóvenes.

Cuando le tocó hablar a Eric, con un nudo en la garganta dijo:

Estoy muy orgulloso de esta comunidad, por el acto que hicieron, pero sobre todo por lo que lograron: haber cuidado a estos dos jóvenes NN y haberles restituido su identidad, porque Melincué fue el factor fundamental.

Todo el mundo colaboró. Volveré a este pueblo ya sin tantos medios.

Las cenizas de los dos jóvenes fueron esparcidas en el Bosque de la Memoria de Rosario y los familiares plantaron dos árboles.


Los estudiantes que realizaron la investigación y que entonces tenían 17 años y hoy 24 fueron recibidos el 30 de julio por la presidenta de la nación Cristina Fernández.

Según la página digital Info Alternativa de Concordia:

Los chicos de Melincué se fueron parando, de a uno, y dándole su nombre y edad a la presidenta, Cristina Fernández, quien les quiso ver la cara, y escuchar.

Ahora sí. Eric siente que lo que quiere decir está maduro.

Lee lo poquito que hasta ese momento ha escrito:

HUESOS DESNUDOS.

-Veo tus huesos desnudos.

Huesos perforados, delicadamente ordenados en una mesada.

Te miro y te reconozco.

Veo tus huesos desnudos, recorro tus miembros delgados, no quiero que tomes frío... entonces te arropo.

Deja de leer y empieza a escribir rápido en el teclado de su computadora.

En la pantalla se puede leer:

-Te arropo con tu primer grito en una clínica de París a la hora de la siesta del verano del '54.

Te arropo con la sal del ancho mar que nos transportó a tierras desconocidas y argentinas.

Te arropo con la ascendencia que siempre te confirió ser el mayor de nueve hermanos.

Te arropo con aquel pulóver rojo igualito a mi pulóver rojo y al pulóver rojo de nuestra única hermana mujer tejido con incansables manos de madre.

Te arropo con el corte de flequillo recto y nuca tapada, especialidad paterna para tus hijos varones.

Te arropo de cowboy y de tus furibundos ataques con disparos de cebita, persiguiéndome entre los maltratados malvones del jardín.

Por fortuna, siempre corrí más ligero que vos.

Te arropo con tu camiseta blanca cruzada por una banda roja, disputando el mismo balón de cuero número cinco, yo con los colores de Boca bien pegados al pecho.

Te arropo de uniforme escolar, de monaguillo, de mochilero, de apasionado por los números, de inquieto estudiante universitario, de naciente militante revolucionario.

Te arropo con las canciones de Daniel Viglietti para juntos volver a entonar la cubana -Canción del elegido-, esa que dice -Lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida.

Te arropo para nuestros encuentros furtivos cuando el país ya era una gran trampa y vos un clandestino más.

Te arropo con tu único saco rústico, azul, gastado, y con tu postrera y ojerosa sonrisa frente al objetivo en el invierno del '76.

Te arropo y vuelvo a devestirte de galante amante de Cristina, tu compañera.

Te arropo con los plomos que te apagaron y ahora se vuelven contra quienes te quisieron ocultar por siempre.

Te arropo con los yuyos y las moscas de Carreras, con la tierra de Melincué que abonaste con tu carne dolida, con las flores sobre tu tumba posadas por manos desconocidas para muertos desconocidos.

Te arropo con los guardapolvos blancos de niños y docentes empecinados en ponerles nombres a los habitantes más anónimos del paraje.

Te arropo con seis gotas de mi sangre para que tus huesos y mi plasma se fundan en un mismo e irrefutable ADN.

Te arropo con la mano amiga de quienes te encontraron, te desenterraron, te cuidaron, te devolvieron una identidad y una familia.

Te arropo, te vuelvo a desvestir y te llevo conmigo.

Hermano, amigo, compañero.

Partamos en busca de más huesos desnudos, que quedan tantos por hallar.

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