MENDOZA / Borges no paga el aguinaldo / Escribe: Ricardo Nasif






En el libro El Palabrista, el periodista Esteban Peicovich recopiló una serie de frases orales -políticamente incorrectas- del escritor universal argentino Jorge Luis Borges.

Ha dicho Giorgie:

“La gente sencilla no siente el dolor como nosotros. Los negros tienen un organismo muy simple, no sienten el dolor ni las heridas. La mayor parte de las mujeres del Congo no tienen ni idea del placer sexual, físico, y los hombres, poca. Por eso pueden ser estoicos, como nuestros indios, a los que se podía hacer cualquier cosa y no se quejaban.”


“Para mí la clase media es una clase superior (…) Si todos los países llegaran a ser de clase media –eso sería la Utopía para mí– desaparecerían muchos males. Yo viví cinco años en Ginebra en la época de la Primera Guerra Mundial. La ciudad tenía en ese tiempo 120 mil habitantes; creo que había un comisario y dos vigilantes. ¿Por qué? Porque todo el mundo pertenecía a la clase media. No había gente ni muy pobre ni muy rica. En los países escandinavos, países de clase media, no hay criminales.”

“Considero a la democracia un abuso de la estadística. No creo que sea lo mejor para países como España, Sudamérica, incluso los mismos Estados Unidos; quizá para los países escandinavos sea buena; para la Argentina, no.”

“Me han enseñado a pensar siempre que el individuo debe ser fuerte y el Estado débil. No puede entusiasmarme una teoría en la que el Estado sea más importante que el individuo. Soy un conservador, pero ser en mi país un conservador no significa ser una momia, significa, digámoslo así, ser un liberal moderado. Si se es un conservador en la Argentina, nadie piensa que se es un fascista o un nacionalista. Por el contrario, a decir verdad, creo que ser un conservador en la Argentina significa ser bastante escéptico en asuntos políticos e incrédulo en cuanto a cambios violentos se refiere.”

El inmenso Alejandro Dolina dijo, en una entrevista televisiva que le hiciera Jorge Coscia en el 2012, que para él Borges como escritor fue el mejor de todos y relativizó el peso de sus manifestaciones políticas. Para el Negro Dolina hablar de Borges en relación con sus opiniones políticas, su manera de no entender el peronismo, el tango y el fútbol es perder el tiempo.

Sin el permiso de Dolina me voy a permitir contradecirlo y apelando a mi pereza intelectual voy a hacer mías, también sin autorización, las palabras que Ricardo Piglia dijo en las excelentes clases abiertas sobre la obra de Borges, emitidas el año pasado por la TV Pública - https://www.youtube.com/watch?v=5svf4mzbeTc-.

Para Piglia “…Borges es un hombre de derecha -por lo menos el Borges que conocemos después de los años ´50- yo diría que es el último intelectual de derecha, es decir el único que dice las cosas que la derecha no se anima a decir, por eso lo citan tanto…”


Las opiniones políticas de Borges no empequeñecen ni magnifican per se su obra literaria, ayudan a entenderla y a comprender la tradición política de la derecha argentina, de la cual es uno de sus mentores o, por lo menos, una fuente intelectual de legitimación. A los libros de Borges, como a los de Domingo Sarmiento y Leopoldo Lugones, hay que leerlos, admirarlos e incluso envidiarlos.

Mal que le pese al propio Borges -para quien sus opiniones políticas no debieran tenerse en cuenta- el análisis de sus visiones sobre el hombre, el Estado, las clases sociales, el pueblo y el poder, resultan esenciales para entender la derecha argentina. No se trata entonces de “incorrecciones políticas”, sino de definiciones sesudas sobre lo político que, al decir de Piglia, no son más que explicitaciones de la mirada conservadora.

Con absoluta coherencia, el autor de El Aleph manifestó siempre su aversión al peronismo:

“… yo detesto a los comunistas, pero, por lo menos, tienen una teoría. Los peronistas, en cambio, son esnobs.”

“Yo estuve en contra del peronismo justamente porque era liberticida y de raíz fascista. Fíjese que Perón me persiguió porque yo era democrático, como se decía entonces. Jamás porque yo hubiera sido antiobrero o cosa parecida. Puso presas a mi madre y a mi hermana. No me pudo perdonar que cuando estaba en Norteamérica y me preguntaron por Perón yo hubiese contestado: ‘No me interesan los millonarios’. Ni que cuando me preguntaron por su mujer, yo hubiese respondido: ‘Tampoco me interesan las prostitutas’.”

Pero no sólo las figuras de Perón y Evita resultaron objeto de su rechazo, igual desprecio expresó Borges sobre el movimiento popular y las medidas de gobierno en favor de los trabajadores. Un texto publicado en mayo de 1971 en los diarios La Prensa, La Razón y la Nación revela que los dichos políticos del intelectual no eran sólo frasecitas irónicas sueltas, dichas al pasar por un viejito pícaro. Algunos fragmentos:

“Ahora hay gente que afirma abiertamente: 'Soy peronista'. En los años de oprobio, -léase gobierno de Perón- nadie se atrevía a formular en el diálogo semejante declaración que lo hubiera puesto en ridículo.”

“Quienes lo eran públicamente se apresuraban a explicar que se habían afiliado al régimen porque les convenía, no porque lo tomaran en serio. El argentino suele carecer de conciencia moral, pero no intelectual; pasar por un inmoral le importa menos que pasar por un zonzo. La deshonestidad, según se sabe, goza de la veneración general y se llama 'viveza criolla'.“

“Recuerdo las melancólicas celebraciones del día 17 de octubre. El dictador traía a la plaza de Mayo camiones abarrotados de asalariados adictos, por lo común de tierra adentro, cuya misión era aplaudir los toscos discursos, los cuales eran tremebundos cuando todo estaba tranquilo, o conciliadores y pacíficos si las cosas andaban mal.”


“Otra estigma de la época, hoy profundamente pretérito, fueron las delaciones costeadas con el dinero público. Sé de señoras y de niñas que se prestaban al ejercicio regular de esta indiscreción lucrativa. Otro soborno fue el aguinaldo, curiosa medida económica —imitada nunca sabré porqué por los gobiernos ulteriores— según la cual trabajan doce meses y se paga trece. Esta ridícula y onerosa medida ha sido decorada con el título de 'conquista social'.”

Pavada de lógica borgeana reproducida en los diarios del poder. La aplicación del poco original teorema de Borges, basado en la máxima de acuerdo con la cual sólo el día trabajado debe ser pagado, podría hacerse extensible para considerar irrazonable el pago de los días domingos, feriados, de las vacaciones, de las licencias por enfermedad y embarazo, ni hablar de los seguros de desempleo, las asignaciones familiares, jubilaciones, pensiones o los demás derechos de la seguridad social.

Insisto con Piglia: Borges, el último intelectual de la derecha argentina, dice las cosas que la derecha no se anima a decir. Hoy, a casi 70 años de la instauración del pago obligatorio del aguinaldo, nadie sensato se atrevería a cuestionarlo públicamente, ¿o si?

Durante el próximo diciembre la mayoría de los trabajadores formales, pensionados y jubilados cobraremos la segunda cuota de nuestro aguinaldo. Por estos días casi todos los sindicatos han reclamado legítimamente al gobierno que ese derecho no sea alcanzado por el impuesto a las ganancias. Mientras tanto otros laburantes -entre ellos trabajadores en la informalidad privada y contratados por el Estado- la verán pasar.

Es por eso que la lucha de los obreros organizados y las políticas de inclusión deben continuar y profundizarse, para que el aguinaldo, como otros derechos laborales, nunca sea una “ridícula y onerosa medida” sino una irreversible y efectiva conquista social.

Image Hosted by ImageShack.us